En estos últimos días en que tanto se ha hablado de los buitres y de su conducta financiera, me parece oportuno recordar algunas partes de nuestra historia, sobre la deuda externa.
Teniendo en cuenta que segun Artemio, aquí, la mitad del padrón electoral tiene menos de 40 años, creo adecuado el recuerdo.
Entre 1973
y 1978 una acción concertada por la
OPEP , Organización de Países Exportadores de Petróleo,
aumenta abruptamente el valor del petróleo, como consecuencia dichos países se
ven “inundados por petro dólares”, que comienzan a depositar masivamente en bancos
internacionales, en su mayoría estadounidenses.
A partir de
allí el sistema bancario comienza a ofrecer créditos a bajas tasas de interés.
América
Latina, en el período 1970-1980 aumentó
su deuda de 27 mil millones de dólares a 231 mil millones.
Es útil
recordar que en ese período la mayoría de los países latinoamericanos
estuvieron gobernados por dictaduras militares producto de golpes de estado y
consecuencia de la “doctrina de seguridad nacional” impulsada por los EEUU.
En la
década de los 80, el gobierno de EEUU, la banca privada, el FMI y organismos
internacionales de crédito, de acuerdo con sus intereses cambiaron en forma drástica su política financiera, imponiendo duros términos en el pago de
las deudas, sugiriendo políticas de recortes presupuestarios, aperturas de las
economías “al mercado” y a las inversiones extranjeras, el desmantelamiento del
“Estado benefactor” y el fin de “las políticas nacionales donde éstas existían
o intentaban existir.
Es de
destacar que cuando Isabel Perón es derrocada por el golpe militar de Videla en 1976,
la deuda externa era de aproximadamente 8.000 millones de dólares.
Cuando
Alfonsín asume el Gobierno en 1983 la dictadura le había dejado una deuda externa de
45.100 millones de dólares, un aumento de la misma de casi el 470%.
El Rol de Cavallo. La estatización de la deuda privada.
El 2 de julio de
1982, durante la dictadura que encabezaba Reynaldo Bignone, Domingo Felipe
Cavallo asume la presidencia del Banco Central.
Por su desempeño
en ese cargo, Cavallo es señalado como responsable, junto con otros
funcionarios, entre ellos Carlos
Melconian, jefe del Departamento de Deuda
Externa del Banco Central, de una
de las mayores tragedias económicas de la historia nacional: la estatización de la deuda externa
privada.
Es decir, el
traspaso a las arcas del Estado de pasivos contraídos por empresas nacionales y
extranjeras, con el objetivo de beneficiar a grandes corporaciones y grupos
económicos que, hasta hoy y pese a la intervención de la justicia, no fueron
llamados para dar explicaciones en los Tribunales.
Muchos economistas lo definieron, con ironía, como “el mayor acto de socialización” que haya ocurrido en
Gracias a la
estatización de la deuda privada fueron beneficiadas más de 70 empresas.
Entre las firmas
nacionales más importantes se encuentran Sevel, por entonces, del Grupo Macri;
Acindar, del ex ministro de Economía Alfredo Martínez de Hoz; Loma Negra, de
los Fortabat; y Compañía Naviera, de la familia Pérez Companc.
También hay
corporaciones extranjeras, como Techint, IBM, Ford y Fiat.
Y, por supuesto,
el listado incluye al sector financiero: Banco Río, Francés, Citybank y
Supervielle, entre otros (ver listado).
A fines del ’83,
el perjuicio para el Estado se estimó en 23 mil millones de dólares: más de la
mitad de la deuda externa de esos años, que alcanzaba los 45.100 millones de
dólares.
“Fue una de las
mayores estafas al pueblo argentino. El Estado fue usado para negocios privados
y para innumerable cantidad de operaciones turbias”, aseguró a este diario uno
de los más rigurosos investigadores del tema, el ex diputado nacional Mario
Cafiero.
Pero, ¿cómo fue posible que estos privados transfirieran sus pasivos en el exterior a las cuentas públicas?
Según el
historiador Alejandro Olmos Gaona, que demandó a un centenar de firmas
favorecidas con la estatización de sus deudas en dictadura, la respuesta está
en los llamados seguros de cambio. “Permitían que una empresa se endeudara con
el exterior a un dólar uno a uno. Cuando el dólar subía y la empresa debía
pagar su deuda, el Estado se hacía cargo de la diferencia”, explicó Olmos Gaona
(ver recuadro).
Los seguros de
cambio se implementaron en 1981, cuando Jorge Rafael Videla fue remplazado por
Roberto Viola al frente de la
Junta Militar , y Martínez de Hoz abandonó el Ministerio de
Economía.
Viola colocó a
Lorenzo Sigaut en el Palacio de Hacienda y el Banco Central quedó a cargo de
Egidio Ianella.
El 5 de junio de
ese año, el BCRA aplicó el primer seguro de cambio, que inició un breve periplo
hacia la estatización, lisa y llana, de la deuda externa privada.
Mediante este
régimen, el BCRA les garantizó a estos deudores el tipo de cambio vigente en
aquel momento, con el objetivo de protegerlos en caso de que hubiera una
devaluación que incrementara el valor de estos pasivos. Eso, justamente, fue lo
que sucedió.
“El tipo de cambio aumentó diez veces en un año, con lo cual el Central le cobró a los privados en pesos y a la tasa inicial, lo que produjo un descomunal subsidio estatal para los deudores externos privados.
Fue una estafa,
pero una estafa legal”, sostuvo el historiador y economista Eduardo Basualdo,
autor del libro Deuda externa y poder económico en la Argentina.
A los pocos
días, a esta contribución indirecta se sumó una de tipo directo. El 10 de junio
de 1981, con la firma de Ianella, el BCRA dispuso un subsidio a los deudores
privados de U$S 0,23 por cada dólar de deuda.
Un año después, luego de la
Guerra de Malvinas, Bignone asumió la conducción de la cúpula
militar.
José María
Dagnino Pastore remplazó a Sigaut en Economía, y Cavallo desembarcó en el
Central, tras la salida de Ianella.
Como
vicepresidente de esa entidad fue designado Rodolfo Clutterbuck, dueño de la
empresa Alpargatas SA, una de las beneficiadas por la estatización de los
pasivos.
Cavallo estuvo sólo 59 días en el cargo, pero le bastó para modificar el régimen de seguros de cambio, con el fin de “mejorar el perfil de la deuda financiera externa privada a la vez que procurar atenuar los perjuicios que provocaron a prestatarios locales”, sostuvo el ex ministro.
Cavallo estuvo sólo 59 días en el cargo, pero le bastó para modificar el régimen de seguros de cambio, con el fin de “mejorar el perfil de la deuda financiera externa privada a la vez que procurar atenuar los perjuicios que provocaron a prestatarios locales”, sostuvo el ex ministro.
Sin embargo,
Basualdo remarcó que este nuevo mecanismo “no anuló el anterior, sino que fue
otra alternativa para los deudores externos privados.”” Completo
aquí.
Alfonsín.
Es en este
contexto, que Alfonsín y su ministro de economía Bernardo Grinspun intentan
renegociar la deuda, para tratar de llevar adelante una política económica con
muchos puntos de contacto con la que logró concretar Nestor Kirchner 20 años
mas tarde. Ver.
Los
acreedores también exigían en esa época negociar primero con el FMI, quien ya
pretendía imponer las políticas neoliberales que aún hoy sigue sustentando.
La consecuencia
para el país fue que el pago de la deuda externa, no permitía tener excedentes
para llevar adelante una política de desarrollo nacional, la gran mayoría de
las riquezas que se generaban debían ser destinadas al pago de la deuda
externa.
En la década
de los 80, casi todos los países latinoamericanos no pueden pagar ni la deuda,
ni los intereses.
El
secretario del Tesoro de EEUU, Brady, lanza un plan para América Latina, el
plan Brady.
Es un
“canje de deuda”, los bancos tenían como garantía de la deuda, bonos de cada
país de baja calidad, por incobrables.
Esos bonos valían poco y podían ser comprados por cada país para achicar
su deuda. A partir del Plan Brady, esos
bonos eran garantizados por EEUU, por lo que pasaban a ser “bonos de calidad”.
Estos bonos
fueron vendidos por los Bancos a sus clientes, los Bancos cobraron y sus
clientes pasaron a ser los nuevos acreedores. Con estos bonos comprados a
precio de regalo, luego se pagaron las empresas privatizadas por Menem. Funcionamiento similar al de los fondos buitre.
Año
Deuda (millones de U$S
Aumento
1976.......... 8 280................. 5,14%
1977.......... 9 679............... 16,9 %
1978......... 12 496.............. 29,1%
1979......... 19 034.............. 52,32%
1980......... 27 072............... 42,23%
1981......... 35 671............... 31,76%
1982......... 43 634.............. 22,32%
1983......... 45 087............... 3,33%
1977.......... 9 679............... 16,9 %
1978......... 12 496.............. 29,1%
1979......... 19 034.............. 52,32%
1980......... 27 072............... 42,23%
1981......... 35 671............... 31,76%
1982......... 43 634.............. 22,32%
1983......... 45 087............... 3,33%
La política económica del período menemista resguarda y profundiza
"el modelo" implantado por la dictadura cívico militar "procesista".
La hiperinflación desencadenada en 1989 es controlada a partir de 1991 a través de una
política económica de astringencia monetaria y altos intereses, basada en la
convertibilidad que fija la equivalencia un peso = un dólar.
El primer efecto de las medidas adoptadas (al lograr una estabilidad que
garantiza el crédito) produce cierta reactivación.
Pero ésta es temporaria y cuando ese efecto se agota, a mediados de la
década, la recesión se instala "para quedarse".
En primer término, el menemismo se preocupa por resguardar los intereses
de los acreedores externos a través del Plan Brady, concertado en 1992, por
éste se canjean los viejos bonos de deuda en poder de los bancos extranjeros
por nuevos bonos Brady, con buena cotización por las nuevas garantías, que pasan
a manos de tenedores particulares, con lo cual los bancos se liberan del
peligro de quiebra ante una cesación de pagos.
Asimismo, al producirse esta reconversión se debilita la posibilidad de
aplicar la política de distinguir deuda legítima y deuda ilegítima.
El Brady permite, además, cobrar los intereses atrasados desde marzo de
1988.
Estas ventajas de los acreedores externos se presentan como pequeñas concesiones dela Argentina ante la bondadosa quita ofrecida por
los acreedores que al principio se evaluaba sobre el total de la deuda y que
finalmente se aplicó sobre un pequeño porcentaje.
Estas ventajas de los acreedores externos se presentan como pequeñas concesiones de
Poco después se asiste al otorgamiento de nuevos beneficios al sector
financiero a través de la "capitalización de deuda externa". Ésta
viene a complementar la vieja aspiración reaccionaria de privatizar las
empresas públicas.
La "capitalización" permite comprar activos entregando títulos
de baja cotización a los cuales el Estado argentino les reconoce su valor
nominal entero con independencia de su valor real. (comportamiento similar al de los fondos
buitre).
De este modo, los títulos de la deuda externa constituyen una de las armas más poderosas para la destrucción de una franja importantísima de la economía nacional, desde la telefonía y los transportes hasta las acerías, desde la distribución de energías hasta puertos, bancos y rutas, forjadas a través del tiempo con el esfuerzo del pueblo argentino.
Se trata, en general, de empresas con mercados cautivos, muchas de ellas
superavitarias, que se entregan con valuaciones muy inferiores a su valor
patrimonial real, con previa alza de tarifas (el día anterior a la entrega de
Entel María Julia Alsogaray aumentó las tarifas de teléfonos en 600%), y
ajustes posteriores por inflación de Estados Unidos, exenciones impositivas,
pasivos a cargo del Estado, etc.
A su vez, los altos intereses internos deterioran toda posibilidad
productiva, mientras la importación crece, no sólo por la amplia apertura
económica sino porque el peso sobrevaluado la abarata.
De ahí el déficit comercial que comienza a carcomer al sistema, aún más
notable en los valores de la balanza de pagos.
Este modelo sólo
funciona con endeudamiento externo, señalan sin vacilación los economistas del
campo antiimperialista.
Los datos de crecimiento de la deuda externa, en el período menemista en
millones de dólares, son los siguientes:
1992 - 59.123 1996 - 97.105
1993 - 67.803 1997 - 101.100
1994 - 74.632 1998 - 104.000
1995 - 87.091 1999 - 121.877
1993 - 67.803 1997 - 101.100
1994 - 74.632 1998 - 104.000
1995 - 87.091 1999 - 121.877
Esto ratifica lo afirmado en el sentido de que este "modelo"
funciona sólo con fuerte endeudamiento externo.
Como consecuencia, los intereses de la deuda se incrementan, provocando, a su vez, nuevo endeudamiento: pasan de 2.129 millones de dólares en1989
a 8.200 en 1999.
Como consecuencia, los intereses de la deuda se incrementan, provocando, a su vez, nuevo endeudamiento: pasan de 2.129 millones de dólares en
Asimismo, crece nuevamente la deuda externa privada: de 70 millones de
dólares en 1990 a
10.566 millones en 1996, y nuevamente se escuchan voces en el sentido de que el
Estado se ocupe, como veinte años atrás, de crear mecanismos para aliviar a
estos empresarios endeudados, es decir, una nueva "estatización de la
deuda privada".
El total de la deuda, cuando el nuevo presidente electo, Fernando De la Rúa , asume el cargo sucediendo
a Menem, alcanza los siguientes valores:
* Deuda del Estado nacional: 121.877 millones de dólares.
* Deuda de provincias y municipios: aproximadamente 20.000 millones de dólares.
* Deuda externa privada: aproximadamente entre 40.000 y 45.000 millones de dólares.
* Deuda del Estado nacional: 121.877 millones de dólares.
* Deuda de provincias y municipios: aproximadamente 20.000 millones de dólares.
* Deuda externa privada: aproximadamente entre 40.000 y 45.000 millones de dólares.
Las últimas cifras, en
millones de dólares, a diciembre del 2001 cuando el "cacerolazo"
provoca la renuncia de De la Rúa:
* Deuda pública externa del Estado nacional: 132.143
* Deuda pública externa del Estado nacional: 132.143
* Deuda externa de
provincias y municipios: 22.000
* Deuda externa privada (valor aproximado): 60.000
* Deuda externa privada (valor aproximado): 60.000
Cuando ya no fue posible
conseguir más préstamos en 2001, la convertibilidad colapsó.
La devaluación producida por
Remes Lenicov durante el gobierno de Duhalde, fue una brutal transferencia de
ingresos desde los sectores con ingresos fijos
hacia los sectores propietarios, las empresas endeudadas licuaron su deuda.
hacia los sectores propietarios, las empresas endeudadas licuaron su deuda.
Al analizar dicha
devaluación debemos tener en cuenta que en ese momento la alternativa que
discutía el sistema político era “la dolarización de la economía”, que hubiese
resultado mucho peor para los intereses nacionales.
Fuentes:
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