Leemos en La Nación:
De funcionarios porteños a contratistas del Metrobús y las bicisendas
Un ex director de Transporte ganó diez licitaciones algunos meses después de dejar su cargo; es el presidente de IRV SA, la empresa que se quedó con el sugestivo concurso para controlar el SUBE
No fue el único negocio que hicieron cerca del poder. Los ex funcionarios y ex asesores de la Secretaría de Transporte que ganaron la sugestiva licitación para supervisar del Sistema Unico de Boleto Electrónico (SUBE) también mantienen una estrecha relación con el gobierno porteño.
Ingeniería en Relevamientos Viables SA (IRV) y de American Traffic (AT), empresas vinculadas a los trabajos de consultorías y obras en el transporte, multiplicaron sus contratos con la ciudad luego de que sus fundadores dejaran sus cargos como funcionarios públicos del gobierno porteño.
Según reconstruyó LA NACION, entre consultorías, estudios, compra de materiales y pequeñas obras vinculadas al tránsito, las firmas recibieron al menos 18 contratos en los últimos cuatro años por un monto superior a los $ 6 millones. El Metrobús, las ciclovías y los contracarriles, iniciativas emblemáticas del macrismo, son algunos de los proyectos en los que participaron.
Los accionistas de IRV y AT comenzaron a recorrer los pasillos de la administración porteña en 2000. Horacio Blot, director de las compañías, se desempeñó como subsecretario de Tránsito y Transporte desde ese año hasta 2004. Antes de su salida, Guillermo Yampolsky, presidente de IRV y AT, fue contratado como "asesor sobre tránsito" por el gobierno porteño.
Con la llegada de Jorge Telerman a la gestión, Yampolsky fue nombrado director de Transporte. Permaneció en este puesto estratégico para la ciudad durante casi dos años, bajo las órdenes del entonces ministro de Planeamiento y Obras Públicas porteño, Juan Pablo Schiavi.
"Juampi" estuvo a cargo de la Secretaría de Transporte de la Nación entre 2009 y 2011, cuando se realizó la sospechada licitación por el control del SUBE que IRV ganó pese a realizar una oferta $ 10 millones más alta.
Yampolsky nunca se alejó de la actividad privada. Incluso durante su período como funcionario continuó como titular de IRV y AT. En diciembre de 2007 dejó su cargo público en el gobierno porteño, pero no perdió contacto. Todo lo contrario. Sus empresas multiplicaron los contratos con la administración local.
Meses después de haber dejado de ser director general de Transporte, IRV, su firma, ganó al menos diez licitaciones en el área de transporte porteño. Sólo en 2008, IRV facturó consultorías por casi $ 2 millones.
Se los contrató para los más diversos trabajos: estudiar la factibilidad del proyecto "Mejor en bici", los contracarriles de la avenida Triunvirato y una simulación de tránsito en 9 de julio para desarrollar un túnel debajo de la emblemática avenida, entre otros.
Ocho de las diez licitaciones ganadas por IRV que LA NACION contabilizó durante 2008 fueron realizadas con el sistema de licitación privada. Según la ley de compras y contrataciones porteña, en estos concursos los oferentes son invitados "en forma directa" y sin anuncio público por parte del gobierno. Y aclara que aplicar este tipo de modalidad se trata de una "razón excepcional".
Este medio intentó contactarse tanto con Yampolsky como con el resto de los accionistas de IRV y AT, pero nunca respondieron ninguno de los llamados.
Los contratos más altos llegarían con el desarrollo de los proyectos más ambiciosos para el transporte porteño. También en 2008 fueron contratados para realizar un estudio sobre el desarrollo del proyecto "Mejor en Bici", que consistía en el diseño de los carriles exclusivos para las bicicletas y la ubicación de las estaciones de distribución de los vehículos.
En 2010, con el programa ya desarrollado, la firma AT fue contratada para proveer e instalar delineadores "reflectivos y retráctiles" en las bicisendas por $ 2 millones. Las compras se realizaron sin licitación, mediante dos contrataciones directas.
METROBÚS
Estas firmas también participaron del desarrollo del Metrobús. IRV fue contratada para realizar un estudio para el diseño de una red de BRT (Bus Rapid Transport) como la que comenzó a implementar el gobierno porteño en la avenida Juan B. Justo.
Una vez concretado el proyecto, AT ganó dos licitaciones para proveer materiales para el Metrobús por más de $ 1,5 millones. Fue contratada para la provisión de "carteles para mensajería variable, con software de comando" y también para la instalación de los delineadores verticales del Metrobús.
La ciudad compró 2000 delineadores verticales a $ 418,70 cada uno; en total, pagó $ 837.400. Los carteles fueron cotizados a 12.550 cada uno; las 60 unidades costaron $ 753.000.
"Contratamos mucho a estas empresas porque son de lo mejor en este tipo de estudio", dijeron desde la subsecretaría de Transporte y Tránsito del gobierno porteño. Sin embargo, evitaron opinar cuando LA NACION los consultó sobre incompatibilidades éticas para contratar a un ex funcionario, meses después de haber dejado la función pública.
SUBE
El control del SUBE le cuesta al Estado casi $ 10 millones más como consecuencia de un sugestivo proceso de licitación ganado por un consorcio compuesto por ex funcionarios y ex asesores de Transporte, según el expediente de la licitación al que accedió LA NACION.
IRV es una de las empresas que compone el consorcio encargado de auditar el boleto electrónico. La auditoría del SUBE se gestó entre aparentes irregularidades. En el concurso, Transporte no eligió la propuesta más económica: una prestigiosa consultora internacional había realizado una oferta 25% más barata por la tarea.
En la licitación se contemplaron costo y calidad de las ofertas. Un comité de evaluación compuesto por funcionarios actuales de Transporte fue fundamental: pese a la diferencia de precios, recomendó contratar al consorcio ganador al argumentar marcadas diferencias en la calidad de las propuestas. Meses atrás, el mismo tribunal había calificado la calidad de las propuestas que compitieron hasta el final del proceso con un "muy bueno".
IRV mantiene estrechos vínculos con funcionarios de Transporte, dependencia que durante la licitación para supervisar el SUBE estuvo a cargo de Schiavi. Horacio Blot, director de la empresa, es el marido de María Cristina Irusta, secretaria de Nora Turco, actual directora nacional de Coordinación y Planificación del Transporte. Cinco fuentes consultadas por LA NACION aseguraron que Irusta es, desde hace años, la mano derecha de Turco.
Yampolsky también es un hombre conocido dentro de Transporte: entre 1997 y 2006 fue asesor. Antes de desempeñarse como funcionario público porteño, trabajó en Proyecto Transporte Urbano Buenos Aires (Ptuba), la oficina de la secretaría que ejecuta los préstamos del Banco Mundial (BM) para movilidad. Cuatro años después, esa dependencia tuvo a cargo la licitación para auditar el SUBE, contrato que ganó IRV.
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