Flores silvestres

Los gobiernos de Nestor Kirchner y Cristina Fernandez produjeron importantes cambios político-culturales en la sociedad.

A partir de la ejecución de políticas favorables al interés nacional y a las mayorías populares, la actividad política comenzó a ocupar un lugar central en la vida social, del que había sido desplazada, fundamentalmente en la década de los años 90.

Como consecuencia de la confrontación política llevada adelante por dichos gobiernos, con las corporaciones económicas, financieras y mediáticas, la población ha percibido que, "la política" podía ser un elemento transformador de las relaciones de poder, en su favor.

Desde esta percepción es que comienzan a aparecer diversos grupos de militancia, que se nuclean a partir de sus diferentes experiencias, realidades y posibilidades.

Estas "mil flores" que aparecen, lo hacen con una característica que no es nueva. La gran mayoría hace su experiencia por fuera de las organizaciones políticas, dando cuenta de que la crisis de representación, que se expresó fuertemente a finales del 2001 ("que se vayan todos"), no ha sido superada y, por lo que se aprecia, pareciera que no existen todavía las condiciones que permitan su superación.

Los partidos políticos siguen funcionando con una lógica "mediática noventista" y un discurso contradictorio.

La lógica mediática.
Se prioriza permanentemente el "hecho mediático" e instantáneo del candidato en un acto o actividad, (muy importante, por la masividad de llegada del mensaje), pero también relativa su importancia, ya que las cadenas de medios que transmiten el mensaje pertenecen, en general, a aquellos con quienes se confronta.

El discurso contradictorio.
Se rescata el valor de la militancia heterogénea que se expresa en diferentes formas pero, no se perciben esfuerzos para tratar de captar y organizar esa militancia y sus correspondientes actividades territoriales y/o sociales, que son las que permiten darle permanencia al vínculo de la organización política con la población, en la medida en que los militantes hacen de "vasos comunicantes con la sociedad".

Pareciera que por ahora, "las mil flores que florecen" seguirán haciéndolo en forma silvestre, con pocas posibilidades de integrarse a los jardines.