En la Página de la CTA, aquí, estuve leyendo un excelente discurso que hizo Alvaro García Linera, vicepresidente Boliviano, en la Universidad Nacional de Cuyo.
Es el discurso de un Estadista, que tiene muy claro el pasado, de donde vienen, cual es la realidad actual, el presente, y cual es el futuro que quieren.
De ese largo discurso, me llamó la atención por su claridad, el concepto de hegemonía política que desplegó.
".....................Pero el quinto elemento tiene que ver con el concepto de hegemonía que involucra directamente a las universidades.
En los últimos diez años, debido a la crisis del neoliberalismo, ha emergido otro sector social, obreros, campesinos, indígenas, clases medias, juventudes, que están teniendo una virtud, que es la capacidad de liderizar a otros sectores sociales.
Por experiencia en el gobierno, el concepto leninista y gramsciano de hegemonía tiene dos componentes, dos componentes indisociables.
Por una parte el clásico: hegemonía es la capacidad de liderizar a sectores sociales que no son los tuyos; es la capacidad de incorporar a otros sectores sociales, que son diferentes a vos en el proyecto de tu sector, haciendo pasar el proyecto de tu sector, como proyecto de todos en la medida que incorporas elementos de los otros de manera secundaria en el proyecto líder. Hegemonía es una forma de seducción. Hegemonía es el liderazgo intelectual, moral y organizativo de un bloque social sobre el resto de los bloques sociales.
Pero la hegemonía tiene un segundo componente y es la derrota del adversario. No basta incorporar las preocupaciones y las demandas de los otros bloques sociales contestatarios opositores en la demanda para liderizar. Por lo general eso no sucede.
Esta posibilidad, descripta por Gramsci, requiere de un elemento imprescindible: la derrota, que es la parte que le veía Lenin. Y siempre se ha querido ver una diferencia entre Lenin y Gramsci.
La visión leninista de la hegemonía: la acción de derrota del adversario; la mirada gramsciana de la hegemonía: el trabajo de convencimiento. En verdad es una sola cosa. No puede haber convencimiento de los otros sectores si no los has derrotado previamente.
Tienes que derrotar previamente al otro sector en su moral, en su intelectualidad, en su percepción del mundo. Y no basta derrotar al adversario si no tienes la habilidad de incorporar al adversario en el proyecto hegemónico dominante. Porque si no incorporas al adversario, más pronto que tarde, el adversario volverá a crear otro polo de oposición que te enfrentará y delimitará la expansión hegemónica.
Hoy, en Bolivia, vemos al presidente Evo, a los movimientos sociales, reunirse con los empresarios. ¿Cómo es eso de que la COB, los indígenas, se reúnen con empresarios? ¿No es que son los adversarios, no es que eran los que querían tumbar al presidente Evo? ¿No eran los que tenían que golpear al presidente? Sí, lo hicieron, y los derrotamos. Cuando entraron en una actitud conspirativa, los enfrentamos, los derrotamos. Los derrotamos en los hechos, los derrotamos en las palabras, los derrotamos en las ideas, los derrotamos en la percepción del mundo. Pero una vez derrotados, hay que incorporarlos. Así que en este sentido, la lectura que yo entiendo de la experiencia latinoamericana de estos últimos diez años, es otra mirada de la hegemonía.
Hay adversarios, hay que derrotarlos y luego en su fragmentación hay que incorporarlos para consolidar el proyecto dirigente. Solamente de esa manera se consigue la dirigencia intelectual y moral del conjunto de la sociedad. Es decir, es Lenin y Gramsci simultáneamente la construcción de la hegemonía duradera en nuestros países de América Latina y en el caso específico de Bolivia.
Entonces, tenemos este quinto componente muy importante de la modificación de la acción política. Organizaciones sociales que asumen protagonismo político, liderazgo indígena, obrero, o urbano, defendiendo a la sociedad. Construcción de un nuevo tipo de hegemonía...............
Parece que en eso están los Bolivianos que votan por Evo.
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